jueves, 7 de abril de 2011

¡YA ESTAMOS HASTA LA CHINGADA!

Por Gabino Martínez Guzmán


 
Temprano levantó la muerte el vuelo,

Temprano madrugo la madrugada,

Temprano estas rodando por el suelo

 
Miguel Hernández






¡Ya estamos hasta la madre! Fue el grito desgarrador de un padre herido por el dolor al ver a su hijo asesinado. Hubo manos que empuñaron el puñal y dispararon fusiles, pero el verdadero culpable del asesinato de Juan Francisco Sicilia y de los 37 mil ejecutados en cinco años, es y será Felipe Calderón. Él fue quien sacó a los militares a las calles, más que para combatir al narco, para evitar que AMLO y el pueblo tomarán las calles y conformaran un movimiento popular para recuperar la presidencia del a República de las manos del usurpador.

El narco, como las amibas, habían convivido con los gobiernos priistas y con el desgobierno de Fox; quizá como un mal necesario, pero habían coexistido, al igual que un matrimonio por conveniencia. Pero para conservar el poder, no le importó ensangrentar al país, llevarlo a un estado de inseguridad extremo, además la vida de todos los mexicanos dependa de un hilo.

Es necesario que revaloremos la situación que estamos viviendo y hacer un cálculo de la conveniencia o pertenencia de quitar o mantener este gobierno. Si optamos por la segunda acción, no nos queda más que resignarnos como los gueyes mansos, doblar el lomo y las manos para esperar el vendaval, y morir con humildad, llevar en silencio nuestros muertos y vestirnos con faldas y corpiños. No solo habremos perdido la dignidad, orgullo, sino aquello que hace de un hombre un varón.

Si acordáramos que estos gobernantes deben irse a su casa por incompetentes, tan solo basta con no pagarle impuesto, bloquear carreteras, tomar centrales eléctricas y los medios de comunicación; todos en una acción solidaria, paralizar toda actividad económica, profesional y de servicios, los jueces que no juzguen, los médicos que no curen, los obreros que no trabajen, etc, etc. con estas acciones y sin violencia, este gobierno caerá, no aguantaría una semana.

Este sistema nos ha vuelto egoístas, ególatras y egocéntricos. Creemos que no necesitamos de nadie, pero es una falta de visión, la comida que como no la obtengo personalmente, otras manos, la cultivan y la cosechan, otros la llevan al mercado y otras manos me la proporcionan, a cambio de un dinero que hacen otros y lo obtengo porque les proporciono algo a cambio. Igual para con el agua, con la ropa, con los vehículos con la energía eléctrica. Todos dependemos de todos, somos una comunidad, no solo de palabra, sino en los hechos, en la realidad conformamos un inmenso tejido donde cada uno tiene muchos nexos con otros muchos. Esto no lo vemos porque nos han metido a martillazo el individualismo en lugar de la solidaridad.



Por ello lloramos la muerte de nuestros muertos, a todos nos debe doler el dolor de nuestros semejantes; pues en cada ejecutado, muere una parte de nosotros, porque yo y usted somos nosotros, todos los mexicanos somos un todo y si nos quitan una parte, el todo siente el dolor de su desprendimiento. Como decía Ernest Hemingway “El hombre no es una isla, somos un continente, por eso, cuando alguien muere, no preguntes por quien doblan las campanas, ellas doblan por ti”



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