LA CLASE OBRERA
Por Gabino Martínez Guzmán
En México después de la Revolución, el poder político fomentó, alentó, y promovió la organización de la clase obrera. El estado le otorgó facilidades para que se construyeran los sindicatos y les concedió una serie de privilegios o prerrogativas totalmente desproporcionadas ha su fuerza política o a su capacidad de acción.
Los derechos consignados en el artículo 123 de la Constitución de 1917, a favor de los obreros es una concesión del Estado para un grupo pequeño en formación, casi recién nacido: débil. Fue una concesión o un pago a sus servicios prestados por los batallones rojos para aniquilar la revolución campesina de Villa y de Zapata. También usaron a la clase obrera como base de apoyo y bandera de legitimación, histórica y política.
Desde el poder mismo se prohijó la organización sindical y política del obrero mexicano. Se le concedió derechos y privilegios. La clase obrera mexicana nace unida al poder político. Se asocia con obregón, con Calles, con Cárdenas y sigue hasta la actualidad.
La clase obrera forma parte del partido revolucionario institucional que estuvo en el poder por varias décadas. Participó en los aparatos del Estado, (diputados, senadores, gobernadores, burócratas, etc), era algo más que un aliado de la nueva clase gubernamental.
Actuaba masivamente en los actos políticos más relevantes que organiza los gobernantes. En síntesis, este grupo social esta adherido al Estado. Quisiérase o no su participación, ha coadyuvado a conformar la política económica del Estado y por ende, es coparticipe de la formación económica actual.
No se puede afirmar, sin retorcer los hechos, que no solo son líderes charros los que están asociados al poder, en este proceso histórico se observa que es todo el grupo social, toda clase obrera la que está unida al Estado.
Y esa unión no es el producto de la violencia física o de la distorsión ideológica. Los petroleros, los electricistas, los telefonistas, los ferrocarrileros y de más, son aliados del Estado porque les pagan bien (algunos más que a un profesionista), los servicios médicos del Estado cuida la salud de su familia, el sindicato le da seguridad en el empleo. Los más activos participan en política, esa coadyuvencia no se ha cancelado.
La clase obrera económica y políticamente está integrada al sistema político mexicano. No es un grupo descalzado ni sobre saturado de la ideología dominante, mucho menos cargado de grilletes. Simplemente su postura política coincide con su posición económica.
Después del 2000, cuando Fox tomó por asalto el palacio nacional, el PAN se convirtió en un patrón sustituto de la clase obrera. La relación corporativa del obrero al estado mexicano siguió igual que en el prihato. Vamos a esperar que efectos produce la reforma laborar presentada por los dinosaurios del PRI, quien en esta forma le paga favores políticos al PAN, por algunas gubernaturas que se dejo ganar en el 2010.