Por Gabino Martínez Guzmán
En Durango, policías y ladrones se unieron. Actúan de común acuerdo, secuestran extorsionan y se reparten las ganancias. La afirmación del reparto es una cuestión de cordura, no me pida que les muestre fotografías del reparto del botín.
Un pariente mío estuvo en un tris que lo secuestraran. Tuvo que irse dos meses fuera de la ciudad y regresó por sus negocios y vive con el Jesús en la boca. Otro únicamente aguantó el primer robo, a la siguiente amenaza dejó negocios, casa, nada más se llevó la familia.
A otro amigo le sucedió lo mismo, él no se ha ido de la ciudad por sus negocios, nada más se cambió de casa. Un día vio que una persona duró cuatro horas cerca de la nueva residencia, y al día siguiente sucedió lo mismo.
̶ Ya me localizaron. Pensó mi amigo. Y llamó a la policía para que vinieran a investigar al sujeto que ya tenía cuatro horas clavado en una esquina; sujeto que nadie conocía y a quien todos los vecinos les parecía extraño. Mi amigo llamó cinco veces a la policía, a la Dirección de Seguridad y nadie acudió. La casa donde actualmente vive mi amigo está en el primer cuadro de la ciudad.
Ante esta situación uno se pregunta: ¿qué seguridad nos brinda la policía? Se necesita ser muy lerdo para no darse cuenta que policías y ladrones trabajan en sociedad. Si esto lo ignora el Gobernador o es un ingenuo o también es socio. Ambos supuestos serían imperdonables en un gobernador. Como conozco a Ismael, sé que no tiene un pelo de tonto, no me queda más remedio que aceptar que el segundo supuesto es el verdadero.
Si me pide que le compruebe esta suposición, le diría lo que en similares condiciones le dijo Luis Cabrera al Secretario de Hacienda, a quien en la prensa, aquél habían acusado de ladrón y éste le dijo:
̶ Compruébalo. Don Luis que era un excelente polemista rápidamente le contestó:
̶ ¡Te acuso de ladrón, no de pendejo!
En la mayoría de las cabeceras municipales ya hay un gobierno paralelo. Éste cobra protección a los negociantes, a los médicos, y cuida el orden por las noches, mientras los policías oficiales descansan en sus casas.
El cereso de la ciudad de Durango se supone que es un centro bien resguardado. No sólo para que no se salgan los presos, sino también para que no lleguen a rescatarlos. Hay medidas de seguridad de toda especie: físicas, electrónicas, humanas, etc. En pocas palabras, es el lugar mejor resguardado de Durango.
Usted puede concebir la idea de que un grupo de sicarios abra las puertas, desconecte las alarmas, pase varios centros de control y mate a 24 internos inermes. Llegaron, mataron y se salieron sin despeinarse. Ni un solo herido de los guardias, ni de los asaltantes. Nos dijeron que había varias autoridades detenidas, pero pasó el tiempo y el olvido borró todo.
Usted cree que el Sr. Gobernador es ajeno a estos hechos, claro que no, se necesita ser algo más que pendejo para creer que el gobernador no es cómplice de estos actos criminales. Si me pide pruebas de su coautoría yo le pediría pruebas de su salud mental.
El atentado a don Carlos Herrera, con todas las características de una vendetta. ¿También fue un caso fortuito que Ismael se encontrara cerca de la escena del crimen frustrado?
Ahora más reciente el affaire del cereso de Gómez Palacio. Ni al mejor escritor de literatura policiaca se le hubiese ocurrido lo que ahí pasó. Los presos mismos salían de noche a matar, con vehículos de la policía, armas de la policía, vestidos de policía. Y después de realizar sus tareas, regresaron a sus celdas. Y el pobre inocente del Gobernador no se daba cuenta de nada. Si Ismael fuera un niño de tres años a lo mejor se lo creía, pero a él se le puede acusar de todo, menos de pendejo.
Si todos los teléfonos de gente medianamente importante están intervenidos para gravar cualquier comunicación. Que no nos quieran ver la cara de chinos, Ismael es la persona mejor informada del Estado; nada se hace sin su permiso y sin su consentimiento.
La hipótesis o conjetura que tengo es que Ismael hizo compromisos por fuertes sumas de dinero, no sólo con las capos de la droga, sino también con criminales, los cuales tienen todo un estado mayor de asesinos de primer nivel. Mientras que Ismael, carece de una infraestructura humana de esa naturaleza y únicamente ha hecho equilibrios y malabarismos con el bajo mundo del crimen.
Así las cosas, a estas alturas Ismael ya es un simple ejecutor de los capos criminales. Si mi coyuntura es válida, Ismael Hernández Déraz, ya es un gobernante formal, el poder real está en otras manos.
Desde que Ismael llegó al gobierno no hay día en que no haya muertos por violencia, secuestros, descabezados, descuartizados, etc.
Su primer “acto de gobierno” coincidió con el asesinato de José Manuel Díaz Medina, al líder campesino que no reconoció ni se conformó con el triunfo de Ismael allá en el 2004. Rápidamente fue borrado de este mundo como si fuera una simple mosca. Para ello le prefabricaron un asesinato por rencillas de familia. Nadie creyó semejante patraña. Como nadie creería en estos momentos si ocurriera el asesinato de Rosas Aispuro por cuestiones personales o por la muerte de una centella. Así que Sr. Gobernador, usted debe ser el más interesado de la integridad personal del Lic. José Rosas Aispuro. Porque si los enemigos suyos quieren desquitarse, pueden atentar contra el Sr. Aispuro, y ni su propia respetable señora Gabriela López de Hernández, creería que usted fue ajeno a esa posible muerte.
Así que señor Gobernador, usted tiene la obligación de cuidar la seguridad de Rosas Aispuro, al igual que cuida la suya. Un suceso de esa naturaleza serían dos muertes en lugar de una.
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