martes, 17 de agosto de 2010

UN PILLO PARANOICO QUE SE DICE HONRADO Y CUERDO

Por: Gabino Martínez Guzmán


Qué opinión tendría usted de una persona que le dice que tiene madre y al día siguiente le dice que no tiene. ¿Usted pensaría que está loco o que está cuerdo?

Gonzalo y socios me pidieron, me suplicaron que declinara a favor de Aispuro, porque no tenían dinero para los cierres de campaña y Marcelo Ebrard los iba a apoyar con dinero.

Y cuando declino, afirma que lo hago a nombre personal, que el partido era ajeno a esa cuestión. Claro, Gonzalo pensó que si se declaraba que lo hacía a nombre del partido, rompería el pacto que tenía el PT con el gobernador.

Y ponen en riesgo su triunfo a la Presidencia, que según él ya la tenía en la bolsa.

Cuando usted anda en una guerra se extrema en precaución frente al enemigo. Con los de su bando, duda menos de una traición. Y eso fue lo que me pasó a mí, me traicionaron, pero ahora me sorprende el cinismo paranoico de Gonzalo al decirse víctima de una traición. Afirma que yo lo traicioné, esta expresión me hace dudar de su cordura, o más bien, me confirma su paranoia. El cinismo de Gonzalo es el del clásico ladrón que roba y para despistar a la policía grita: ¡allá va el ladrón!, ¡allá va el ladrón!

De que tamaño no será la megalomanía Gonzalinas, que “escribe” para echarse halagos. Vitorearse, sonar timbales, quemar incienso si a este señor no lo internan en un sanatorio ad-doc., van a tener que quitarle la vestimenta de payaso y ponerle una camisa de fuerza.

Si Gonzalo amara al pueblo de Durango como dice ¿les llamaría tontolines? Claro, esto lo hace en petit comité, en público quiere sacarse el corazón y dárselo al pueblo. Las personas que por necesidad han trabajado cerca de este trikitrake, saben el despotismo con que los trata, y de pendejos no los baja.

Gonzalo se salió de la coalición del PAN y del PRD, porque negoció con el gobernador, traicionó a ese proyecto de alternancia por dinero y porque le prometieron la presidencia municipal de la capital de Durango. La megalomanía de Gonzalinas no se resigna a aceptar que el gobernador lo vaciló, que jugó políticamente con él y que de consolación le dio dos diputaciones y varios millones de pesos.

Hoy que medio Durango sabe que se dedica a vender elecciones, que es un pobre payaso, anda desesperado y no halla qué hacer para que el pueblo vuelva a creer en él. Hace marchas para presionar al gobernador (gracias a ello le dieron otra diputación), grita, gesticula, llora, puja, hace pucheros, patalea, pero lo mejor que puede hacer es buscar un buen árbol y una riata y colgarse como Judas, aquél que vendió a Jesús, el hijo de José de Nazaret.

Gonzalo tiene una larga historia de traiciones al pueblo de Durango, y al mismo PT, poco a poco se las iremos sacando para que no se vaya a desquiciar de un solo golpe. En esta primera entrega nada más les recuerdo que Gonzalo fue presidente municipal gracias a Carlos Salinas de Gortari. Que esa presidencia se la dieron por traicionar al cardenismo. Recuerden cómo andaba en 1992: Gonzalo y atrás su escudero Valentín Ubiña, con un maletín lleno de billetes, quien se los daba a Gonzalinas para repartirlos como si fueran volantes.

En verdad me resulta difícil comprender que un alma albergue tanto cinismo: un traidor congénito llamándose fiel, leal y víctima de una traición suripanta creyéndose virginal, un humanoide que desprecia a los duranguenses, diciéndoles que los ama. Gonzalo es un pobre diablo que se cree más listo de lo que es y no logra asimilar que el gobernador jugó con él como el gato y el ratón (la palabra ratón la empleo como adjetivo, no como sustantivo o metáfora).

Gonzalinas es un sujeto cuya moral es del tamaño de un filete, sus principios son la tajada, no tiene más ideales que el dinero, ama al pueblo como el lobo a un rebaño de corderos. Ésta es la primera semblanza de ese ejemplar de Cuasimodo que nos mandaron los chilangos de embajador.

El miedo y la baja autoestima llevan a las personas a buscar presuntos responsables de sus frustraciones, traumas o males. Claro, esto no le quita lo locuaz y ni lo locatis.

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