Por: Gabino Martínez Guzmán.
Se vá Fidel Castro Rus, y con él toda una época. Con él moriremos muchos. Veo la fotografía donde Fidel le cede el poder a Raúl Castro y aquel se ve triste, viejo, viejo pero entero; siento que está satisfecho de lo que hizo de su vida y de su país. La comparo con aquella fotografía donde Fidel viene con Camilo Cienfuegos y el Che Guevara entrando a la Habana. Todos ellos eran unos jóvenes que cimbraron al mundo cuando organizaron una revolución en las mismas barbas del tío Sam.
Estos barbudos abrieron toda una época en el mundo donde la juventud incursionó por el camino del idealismo y de la utopía. Era una juventud generosa que luchaba por los desposeídos, por los pobres, por los que carecen de todo, hasta de la esperanza. Eran jóvenes, y si se quiere soñadores, pero que en aras de sus sueños entregaron lo más valioso de un ser humano: sus vidas. Aquí tuvimos a nuestro joven Arturo Gámiz que atacó el cuartel del pueblo de Madera Chihuahua, al estudiante de la UJED, Jesús Corral que participó en la liga 23 de septiembre y perdió la vida. Hubo otros muchos que intentaron incursionar por la vía armada y lograr un cambio en este país, poco se sabe de ellos pero fueron bastantes; como Evodio Escalante Jr. su hermano Oscar, que aunque no lo crean se involucraron en un grupo armado que salió de la normal J. Guadalupe Aguilera y que encabezaba, Lupe Moreno, Mónico Renteria, lo mismo que Melesio Vargas y Ernesto Valenzuela.
Después del gran movimiento estudiantil del 68, se dispersaron por todo el país movimientos guerrilleros junto con Genaro Vázquez Rojas y Lucio Cabañas. Todos ellos fueron férreamente reprimidos por las fuerzas armadas y los paramilitares en una guerra sucia igual que la Argentina. Las fuerzas de represión no detenían a nadie, solo entregaban muertos, cuando los entregaban, pues a la mayoría los desaparecían sin dejar huella. Y no dejaban rastro porque los echaban al mar y ahí eran devorados por los tiburones.
Quizá se diga que eran unos ingenuos, idealistas y soñadores, pero yo prefiero mil veces a esa juventud idealista que a la juventud actual sedienta de dinero y de placer. Sin ningún tipo de valores que sucumben tempranamente en el mundo de las drogas y en la perdición disoluta. Para ellos la vida es un carnaval de "diversión" con vino, sexo y drogas. De esta juventud no saldrá nada positivo; en cambio, de la inmolación de la generación de los sesenta, abrió las puertas a una vida más sensata, menos cruel que aquella que padecíamos. Sobre todo en Brasil, Uruguay, Argentina, Chile, Venezuela, Bolivia y Perú.
Este vendaval de la utopía fue sembrado por el ejemplo de Fidel, el Che y Camilo Cienfuegos. Todos ellos jóvenes que ofrendaron sus vidas por todos nosotros, por todos los excluidos. Hoy se va Fidel, ese roble que E.U. no pudo derribar, era un David frente al tragaldabas de Goliat-EU. Cae solo. El tiempo lo derribó, pero su ejemplo, al igual que el del Che serán imborrables; y si sucumbe es para surgir con más potencia, a medida que pase el tiempo su figura crecerá más. No habrá lucha de los desposeídos donde no esté presente su ejemplo y su gran figura. Hoy nos invade la nostalgia porque nuestra época, se va con él, una etapa, una generación de idealistas y soñadores, donde algunos hicieron realidad la utopía y otros murieron en su intento, pero jamás morirá su ejemplo, sus nombres quedarán gravados con fuego en la memoria colectiva. Mañana otros seguirán su ejemplo; mañana todo será distinto. Nada es eterno en este perro mundo.
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