Gabino Martínez Guzmán.
La izquierda no es una moda, ni una enfermedad. Es un proyecto de patria, es un proyecto de la clase preparada, conocedora de lo que es y ha sido el hombre. La izquierda es la bandera de los pobres de los explotados de los marginados, de los oprimidos. Es un proyecto de vida de los que buscan la verdad lo justo, lo igualitario y la libertad; quizá estemos pisando los bordes de la utopía, pero sin esperanza y sueños la realidad sería como un páramo de la luna. La acción y práctica del hombre hace posible lo imposible, por ello, bajo cualquier circunstancia debemos mantener viva la esperanza.
La izquierda no está conforme con la existencia de la pobreza, con la acumulación de la riqueza de un puñado de personas, que utilizan el poder para acumular fortunas insultantes. No estamos conformes con la forma de gobernar de la "clase política", que utilizan los mecanismos distributivos del Estado para succionar la masa de capital que producen los que trabajan.
Tampoco estamos satisfechos con la falta de libertad de expresión, donde únicamente tienen voz pública los defensores del status quo. Donde las grandes mayorías carecen de medios de expresión. Los condenados al silencio también son seres humanos, también son ciudadanos y tienen derecho a pensar y a hablar. Y el sistema operante los privó de un derecho y los condenó al, silencio y a vivir en la penuria.
Igualmente seguiremos luchando para que existan menos pobres y que éstos, sean menos pobres; que cuando menos el Estado les garantice, trabajo, comida y educación. La pobreza es creada por los mecanismos económicos de la administración donde se determina la redistribución de la riqueza social.
La izquierda aspira a la libertad y a la igualdad de los hombres y las mujeres de este país. Nos irrita que el Estado nos condene a vivir en un estado donde se carece de los satisfactores vitales mínimos, mientras que una minoría ha acumulado una inmensa riqueza, cuyo origen básico es el trabajo social concreto de hoy y de ayer.
La izquierda no ganó las elecciones presidenciales, pero se ha conformado en la segunda fuerza política del país y eso ya es una victoria. Lo que sigue es mantener la unidad a toda costa, consolidarse y crecer. México requiere de una fuerza de izquierda, que en todo sea la antítesis del grupo gobernante. Con una izquierda moderna y operante se puede incidir en los contenidos de la política económica del Estado, a favor de las grandes mayorías del país y bloquear aquellas medidas o reformas que atenten contra el país.
y por qué no olvidamos la vieja dialectica de izquierda-derecha...eso es de siglo pasdo...pienso que mientras la élite globalista continue con su plan de dominio.. en el nuevo orden mundial...lo demás es pura urtopía....
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