Por Gabino Martínez Guzmán
Cuando el PRI se convierte en la fuerza dominante en el 1940 hasta el 2000, traía consigo dos oposiciones, una de derecha y otra de ultra izquierda, esta última encabezada por el Partido Comunista Mexicano (PCM), Partido Popular Socialista (PPS) y otros grupúsculos más pequeños. Los de derecha se aglutinaron en el PAN. El PRI era de centro izquierda, pues, estaba conformado con masas campesinas, obreras y populares. Repartía tierras a los hombres de campo, el salario real de los obreros se incrementaba constantemente, se daba seguridad social a obreros burócratas y a hombres del campo. El estado mexicano era propietario de un gran número de empresas, donde se aseguraba la soberanía nacional se redistribuía la riqueza social y les servía de nave nodriza al capital privado, que se aprovechaba de la renta y plusvalía que se generaba con la infraestructura del sector público.
El PRI, a partir del 1982, se fue desplazando hacia la derecha. Su política económica era pro-empresarial, anti-obrerista, anti-campesina y anti-popular. Empezó a desincorporar todas las empresas sociales propiedad del Estado, y venderlas a precios simbólicos a los empresarios mexicanos y trasnacionales. Se abrieron de par en par las puertas al comercio extranjero, sin proteger mínimamente a la industria nacional y el campo mexicano. Esta política tuvo como resultado que se desindustrializara el país y el campo fuera totalmente desmantelado.
Durante el lapso de 1940 a 1982, la derecha había convivido con el gobierno y estaba totalmente alejada de las masas sociales, y no fue sino a partir de que la política económica del PRI empobreció a la clase media, cuando esta empezó a expresar su descontento por los cauces políticos de la derecha.
La fracción de la izquierda que estaba incrustada en el PRI, expresó su descontento en 1988, fracturando a ese partido y conformando un Frente Nacional Democrático, y le disputó la presidencia con Cuauhtémoc Cárdenas. Éste era una personalidad emblemática de la revolución mexicana, quien sentía los embates de la derechización del sistema. Cuauhtémoc ganó, pero no tuvo los tamaños para llamar a la movilización social y hacer que se respetara su triunfo. Cuauhtémoc no estaba preparado para ganar, esa victoria le cayó de sorpresa y no tuvo la entereza ni la serenidad para afrontar debidamente esta nueva situación política. Le faltaba una cualidad que debe tener todo líder, poseer control de si, para no caer en la confusión en los momentos decisivos de la lucha social.
Todo mundo esperaba que en el 94 se repitiera el ascenso de las masas y lo expresara en las urnas, pero no fue así, y lo mismo sucedió en el año 2000. No fue sino hasta el 2006 cuando se repitió el auge de la izquierda electoral y nuevamente le vuelven a arrebatar el triunfo; el líder de ese movimiento, era el Sr. Andrés Manuel López Obrador, quien tampoco tuvo las agallas para defender con todo, todo lo que el pueblo le había entregado.
Desde 1920, junto al grupo dominante, la ultra izquierda siempre estuvo en su trinchera, enarbolando las demandas más sentidas de la población. El movimiento magisterial del 1958, lo mismo que el ferrocarrilero de 1959, el de los médicos de 1964-1965, el movimiento estudiantil del 68, así como el gran ascenso del movimiento urbano popular de los 70 a los 90. Todo ello hacía pensar que la alternancia en el poder vendría por el lado de la izquierda, sin embargo se dio por la derecha, y ésta amenaza con permanecer un largo periodo detentando el poder político. La lógica y la razón histórica están de parte de la izquierda, pero desgraciadamente ha escogido un solo camino en busca del poder. Y lo peor es que el camino escogido, es el más adverso de todos, pues la izquierda está peleando en la casa del enemigo.
En el 2012 habrá otro encuentro entre dos concepciones diferentes de país, dos proyectos de patria distintos. Afortunadamente la derecha está dividida (PRI + PAN), todo es cuestión de que a la izquierda no se le ocurra fracturarse. Si esto sucede, el pueblo se decepcionará de la izquierda, y por varias generaciones, y entonces tendremos PAN para rato.
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