miércoles, 16 de febrero de 2011

CAYÓ GONZÁLEZ BADILLO

Por: GABINO MARTÍNEZ GUZMÁN


El poder no se comparte, como no se comparte la esposa. Un triunvirato de facto obstruía el ejercicio de la potestad de gobernar; además, eran muchos para un pobre hueso. En una silla sólo se puede sentar una persona, cuando quieren hacerlo dos, uno de ellos tendrá que aplastar al otro. Eso fue lo que pasó en el affaire de González Badillo y Herrera Caldera.

La cuestión de la renuncia es una necesidad protocolaria, supuestamente para no lastimar al corrido, pero para éste, es como tragar sapos sin hacer pucheros. Sin embargo, considero que mandar a su casa al licenciado González Badillo se procedió un tanto abruptamente; con todo lo inflado y despótico de su comportamiento, no merecía ese trato, sobre todo, después de los servicios que le prestó al priismo. Su desplazamiento era totalmente necesario, pero lo lógico era que lo ubicaran en otra posición de primer nivel, quitando para ello a cualquier fiambre que la ocupara o crearle una especial.

Cuando un gobernante hace muchos cambios en su gabinete, nos está diciendo que no es político y que no conocía a las personas que designó en tales o cuales carteras. El cargo y el perfil del funcionario deben ensamblar y demostrar que tiene experiencia en el área a la que se le asigna. Hacer cambios a los cuatro meses, el gobernador está enviando un mensaje al pueblo donde le dice que no sabe gobernar, que está utilizando el procedimiento empírico de ensayo y error. Es como una persona que está aprendiendo a manejar, pero lo malo en el caso, es que el chofer se está enseñando a conducir en un camión de pasajeros con destino a la ciudad de México. Y ahí vamos todo Durango a la buena de Dios.

Es conocido por tiros y troyanos que Herrera Caldera hizo una “carrera” de propulsión a chorro. De dos zancadas llegó a gobernador y es obvio que sabe de política lo que yo sé de física cuántica. Su santo patrono lo hizo gobernador precisamente porque no sabía política y porque no tenía grupo político. El joven Ismael le conformó su equipo de gobierno y Herrera Caldera cuando mucho designó una o dos personas de toda su confianza y lealtad. A pesar de lo que se dice por ahí en los medios políticos, González Badillo lo designó Ismael, porque era su equipo y Herrera Caldera sólo conocía de referencias al temible abogado.

Si este supuesto es verídico, el affaire González Badillo, nos está diciendo que Herrera Caldera está tratando de quitarse la tutela de Ismael o cuando menos que no se note. El gobernador puede seguir el camino de Pascual Ortiz Rubio, o el de Lázaro Cárdenas del Río, o un poco más matizado como el de José López Portillo.

El futuro nos dirá que camino tomó, pero lo único lamentable es que se ponga en el puesto más importante del Estado a un señor que no sabe gobernar, que no tiene idea de lo que es la política. Y en esas manos se deposita el futuro de los duranguenses. Con ello, hasta la esperanza de un futuro mejor no lo han robado.

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