lunes, 14 de febrero de 2011

LOS PIRRURRIS DEL PRI

Por: Gabino.Martínez Guzmán


Tiempos traen tiempos. Si le echamos una ojeada a la clase política de Durango de 1920 a 1940, vemos que estaba constituida por “militares” (pueblo en armas). Éstos eran los que ocupaban los espacios políticos relevantes y de categoría media; eran gentes de “armas tomar”; hombres de pelo en pecho.

De los cuarenta hasta el 2004, predominó una clase media, que aunque ya no portaban armas, eran hombres de experiencia, curtidos en las lides políticas, impetuosos como una tormenta. Además, su hombría nadie la ponía en duda.

En el 2004 arribó a las redes del poder del Estado de Durango una nueva generación, y dentro de ésta un grupo que en nada se parece a los que les antecedieron. Estos señoritos son exquisitos en el andar y en el vestir y algunos hasta se maquillan; acuden con frecuencia al estilista; en fin, son unos figurines, bonitos y más delicados que una gladiola.

Estos querubines piensan que hacer política es repartir despensas, salir en la prensa sonriendo y que hable de ellos el cronista oficial del PRI. En manos de estos catrines está el destino de Durango. Ellos tienen la responsabilidad de velar por la seguridad y tranquilidad de nuestras familias, garantizarnos el derecho de vivir, trabajar, educación gratuita y salud para todos.

Pero además de su malformación, estos pirrurris traen una ambición desmedida, quieren hacerse ricos al máximo y en el menor tiempo posible, para ellos el dinero lo es todo, es la pasión de su vida. Para lograrlo van a seguir la escuela de Ismael, hacer obras y más obras, cobrando un porcentaje del 30% a los constructores adjudicatarios, o creando sus propias constructoras. Además, nos van a cobrar tributo hasta por respirar. Las obras serán de mala calidad y sin que formen parte de un plan de desarrollo.

Jamás se les va a ocurrir crear un sistema de drenaje en todo el Valle del Guadiana, de tal forma, que todas las tierras sean cultivables. O un sistema de canales para llevar el agua a la región de los llanos o al Valle de Chinacates. La presa Francisco Zarco está ubicada en el municipio de Cuencamé, y no se riega ni una sola hectárea de ese municipio. Este hecho es algo más que una injusticia.

Los duranguenses deben luchar para recuperar el dominio de las aguas y de la riqueza minera. El gobierno federal es un poder delegado, cuyas atribuciones le fueron otorgadas por todos los Estados provinciales que conforman la federación. El Estado de Durango, en el pacto donde se constituyó el Estado federal, jamás la cedió al poder federal el dominio de las aguas y de la riqueza minera. Y si lo hizo, lo puede revocar y recuperar. Es increíble que hasta el agua que brota de nuestra tierra la tengamos que comprar a los chilangos.

La inseguridad en que vivimos y la miseria que padece una gran proporción de nuestro pueblo, son una bomba de tiempo, que si no se corrige nos va a explotar. Pero nosotros como buenos ciudadanos no hacemos nada para evitarlo, parecemos siervos y no ciudadanos. Callamos y todo lo aceptamos, carecemos del valor de quitar a estos inútiles que nos llevan al despeñadero. Somos corderos mansos caminando hacia el matadero.

Estos ejemplos simples, son tareas para hombres y no creo para jóvenes exquisitos que conforman la actual clase dirigente. Ellos pueden plantar flores, inaugurar monumentos, hacer reuniones todos los días para salir en la prensa. Pueden embellecer la ciudad pero jamás sentar las bases firmes para un crecimiento económico sustentable.

El mundo es diverso y complejo, todos debemos ser tolerantes con el otro, respetar su modo de ser y estar en este mundo. Pero cuando el hacer de alguien me afecta y me involucra, tengo el derecho y el deber de opinar y criticar con la intención de que se corrijan esas desviaciones.

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