lunes, 16 de diciembre de 2013

EL PUEBLO SÍ TIENE MEMORÍA, PERO NO TIENE HUEVOS NI DIGNIDAD



EL PUEBLO SÍ TIENE MEMORÍA,  PERO NO TIENE HUEVOS NI DIGNIDAD.

Gabino Martínez Guzmán

Cuando en 1993 se iba a firmar el Tratado de Libre Comercio, toda una jauría de comentaristas y articulistas, afirmaban que al fin México iba a ingresar a la modernidad y que la pobreza se menguaría. ¿Y qué pasó? Todos sabemos que con el TLC salimos apaleados, sobre todo el campo.
Cuando se remataron todas las empresas del Estado Mexicano se dejo en claro que era para mejorar el nivel de vida de los mexicanos. Recuerde usted únicamente la venta de Teléfonos de México. Nos aseguraban que era para mejorar el servicio y bajar las tarifas. Esa empresa fue regalada a Carlos Slim y a su socio Carlos Salinas de Gortari. La privatización  de esa empresa no mejoró el servicio ni las tarifas bajaron,  el único logro que obtuvimos fue el orgullo de  saber que Carlos Slim es uno de los hombre más ricos del mundo. Y algo similar sucedió con los yacimientos mineros de cobre y con la industria siderúrgica.
         Hoy los vende patria en coro nos aseguran que con la reforma energética viviremos mejor, cuando la verdad es que están entregando el corazón de la patria a los Estados Unidos y sus socios imperialistas. En el siglo XIX nos quitaron la mitad del territorio con una invasión, hoy nos están quitando el resto y sin invadirnos materialmente. Hoy fue la invasión gradual tanto del capital extranjero, como de las empresas comerciales e industriales.
Hoy los dueños del México son los Estados Unidos y el pueblo será un simple sirviente, un trabajador legal, pero con las nalgas mojadas.
La privatización de la industria energética, la podemos comparar como el hecho de que un extraño llega a un hogar mexicano, amarra al padre de familia, viola a la esposa, a los hijas y el padre de familia se quede muy horondo viendo un partido de futbol. ¿Qué pensará la esposa? ¿qué pensarán los hijos de su padre? Lo menos que puedan sentir que ese ser no es hombre que es peor que una basura.
De aquí en adelante todas las penurias que vayamos a pasar serán algo bien merecido; porque no tuvimos pantalones para defender lo que un hombre está obligado a defender bajo cualquier circunstancia y al costo que sea: Honor y dignidad.

        

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